
Serenidad respiro en ese instante
en que nada perturba
la paz de mi remanso
en mi refugio acuífero paseo
mi espíritu, mi luz y mi semblante
pensando en el sosiego venidero.
Solo oigo el silbido de un jilguero
que revoloteando va derecho
al árbol que mece mi alma plena
fundiendo mi persona en el paisaje
del verde prado y cristalina senda.
Mi mundo se transforma y solo siento
esta tranquilidad que siempre quise
y que tanto busqué por los caminos,
por los ríos, el mar y el desatino
sin llegar a saber que estaba dentro,
en este espacio envuelto
de mis sueños.
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